El 101º de los 101

El cuerpo me pide

rumba y siempre reclama versos,

pero no gustan, lo admito.

¿Gusta lo que hago? ¿Gusto yo? ¿Acaso importa? ¿Volvería a leerlo? ¿Y por qué no en un libro? ¿Qué tal ese deseo? 

Versos y preguntas para un último ejercicio cuando se supone que debería haber practicado otros estilos, seré una estafa poco arriesgada, una inversión garantizada a plazo fijo y con poco rédito.

Aprovecho que llevo dos vinos cuando garabateo esto y confieso: no me digáis que dormís genial, nunca, nunca más, cuando yo os digo que no puedo; no me admiréis la fuerza de voluntad porque no escucho piropo sino velada crítica o sutil juicio. 

Sé lo que invoco pero no lo confieso. Sé lo que necesito para tener libertad y hacer lo que me salga del tango. 

Tampoco entiendo que cuando digo que escribo, que he escrito o que tengo tal sueño y ojalá tal objetivo, me contestéis: “siempre he querido escribir, pero nunca escribo”. ¿Y por qué no? Arrojo piedras a la luna confiando en llegar al otro lado del océano, es lo que escucho. 

No quiero tiraros a vosotros, lectores que habéis llegado hasta aquí, por la ventana desnudos en pleno invierno. Releed. Volved. Conceded vuestro tiempo a mis humildes letras y si algún día os cuento mis incumplidos sueños, decidme: “Hiciste los 101, llevas tres novelas, incontables preguntas y muchos versos. Escribes hasta en el metro, rechazas planes los viernes para quedarte en casa creando. Que no te paguen por ello no significa que no seas alguien que disfruta muchísimo escribiendo”.

Y eso es lo que tengo. 

Gracias por llegar hasta aquí. Quiero que me sigáis leyendo. 

Natalia Sanguino Escrito por: