No sé quién soy.
Hoy apenas he dormido. Eso hace que el absurdo se agrande. La ojera me vuelve surrealista y os distorsiona.
Y pensaba, en esa nebulosa que se pegaba como una telaraña a mis horas, que no sé quién soy.
Compro libros, compro películas, tengo muchas series pendientes para ver… Almaceno ocio para consumir pero nunca logro consumir.
Acumulo horas de entretenimiento más o menos denso por si algún día, algún año (tantos son los libros que tengo por leer) me quedo sola y sin nada mejor que hacer en mi tiempo libre.
Aunque hay muchos días en que me siento sola y no me acuerdo del ocio almacenado.
Subrayo lo obvio y lo evidente de mí misma y de los demás porque eso me ayuda a desconocerme (me creo con muchas aristas) y a fingir que conozco al resto.
Miento más a mi diario (si es que existe) que este blog, pero con el blog hago poco y a lo mejor tampoco cuento más verdad que de la del personaje que invento.
Pienso más en la idea de escribir que escribo. No siento, pero existo. Y esto, como tantas otras cosas, seguro que ya está también y tan bien escrito.